CAUSAS DEL ENCARCELAMIENTO Y CRUXIFICCION DE SAN PABLO.

La insistencia de Pablo en que el propósito de gracia de Dios incluía a los gentiles, y su atrevido repudio al exclusivismo judío fueron las causas de su encarcelamiento en Jerusalén. Justamente el mismo espíritu de intenso orgullo y de prejuicio racial y nacional que había causado la crucifixión de Jesús y el apedreamiento de Esteban, y la ceguera judía tocante a la verdad del evangelio, ahora se volvió en venganza en
contra de Pablo, quien se había atrevido a proclamar que Dios amaba a los gentiles y que los deseaba salvar. Mientras Pablo estaba en el templo cumpliendo un voto, el populacho fue movido a violencia en su contra (Hechos 21:17-36). Tal como en el caso de Jesús, no hubo una acusación definida, sino solo una violenta erupción emotiva, una combinación irracional de prejuicio racial, orgullo de raza e intolerancia religiosa (véase 21:28,34). Cuando Pablo recibió permiso para hablar a la multitud en el idioma hebreo, escucharon sin interrumpirle hasta que declaro que el Señor le había enviado “lejos a los Gentiles”. Esto causo un nuevo tumulto: “Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a un tal hombre porque no conviene que viva” (Hechos 22:22).

Hasta el final esta actitud continuaba como característica de la reacción judía frente al mensaje universal de Pablo. No es de extrañarse, pues, que Pablo diera la espalda a sus parientes según la carne, quienes habían traído sobre si el juicio de Dios, dejándoles las siguientes palabras: “Bien ha hablado el Espíritu Santo por el profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo varéis y no percibiréis: Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado y de los oídos oyeron pesadamente y sus ojos taparon; porque no vean con los ojos y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane (Isaías 6:9,10). Séaos pues notorio que a los gentiles es enviada esta salud de Dios; y ellos oirán” (Hechos 28:25-28).

LAS EPISTOLAS PAULINAS DEFIENDEN SU MINISTERIO UNIVERSAL

Tratan de este tema varias de las epístolas de Pablo. Toda la epístola a los Gálatas fue escrita para refutar la idea de que los convertidos gentiles para ser salvos, tenían que cumplir con los requisitos legalistas de los judíos. Era necesario escribir la carta porque algunos judaizantes habían seguido a Pablo a Galacia y trataban de pervertir a los creyentes con su doctrina. Pablo instó a los gálatas a que se mantuviesen firmes en su libertad espiritual y a que no se entregaran a la esclavitud del ceremonialismo judío.

El tema del universalismo espiritual se ve a través de la epístola a los Romanos. Empieza y termina con la declaración de que el apostolado de Pablo se había indicado para todas las naciones “ (1:5; 16:26). Por toda la carta se ve que el evangelio es “al judío primeramente y también al griego” (1:16; 2:9, 10). Es cierto que los judíos tenían la ventaja de ser los primeros en vista de que “la palabra de Dios les ha sido confiada” (3:1,2). Pero ahora no hay diferencia entre judío y griego; los dos llegaron a Cristo del mismo modo, mediante la fe (3:22-30).

Los judíos eran del olivo original, los gentiles eran ramas de acebuche, injertadas en el olivo. Los judíos eran los primeros, pero ahora los gentiles tenían los mismos apetecibles, y las mismas responsabilidades pesadas (11:17-24). En Romanos Pablo se refiere a sí mismo como “apóstol de los Gentiles”(11:13) y como “Ministro (a la manera de sacerdote) de Jesucristo a los Gentiles”. En este ministerio su gran preocupación era que “la ofrenda de los Gentiles sea agradable, santificada por el Espíritu Santo” (15:16; véase Isaías 66:20).

Pablo siempre basaba su testimonio en el Antiguo Testamento. Afirmaba que la muerte y resurrección del Mesías corroboraba a las enseñanzas de los profetas, y que el testimonio a todas las naciones gentiles en el nombre de Cristo estaba de acuerdo con las Escrituras. Citaba los mismos pasajes bíblicos que Jesús había utilizado. También declaraba: “Así esta escrito” (véase Hechos 13:16-41; 17:2, 3 ; 18:28; 26: 22,23,27; 28:23; Romanos 16:26; 1 Corintios 15:3, 4. comparar Lucas 24:44-49).

SAN PABLO PREDESTINADO PARA UN MINISTERIO A LOS GENTILES

CORTESIA

Tan abrumador era este sentido de tener una misión especial para las naciones gentiles, que Pablo en su carta a los Gálatas, afirmo que era su función especial, predestinada, indicada desde el tiempo de su nacimiento (Gálatas 1:15,16). Era apropiado pues que su primer ministerio definitivo se haya desarrollado en Antioquia, en la iglesia que primeramente empezó a incluir a los griegos en su servicio (Hechos 11:20, 25, 26). Fue con un propósito definido que Pablo fue empujado por el Espíritu Santo para que fuera a las regiones de los gentiles (Hechos 13:2, 4). Era lógico que cuando los judíos en Antioquia de Pisidia rechazaron su mensaje acerca del Mesías, el y Bernabé hablasen claramente diciendo: “A vosotros a la verdad era menester que es os hablase la palabra de Dios; mas, pues que la desecháis y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los Gentiles. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los Gentiles, para que seas salud hasta lo postrero de la tierra” (Hechos 13:46, 47).

Cómo Dios “había abierto a los Gentiles la puerta de la fe”, fue le tema central del informe que Pablo dio a la iglesia en Antioquia, después de su primer viaje misionero (Hechos 14:27). “La conversión de los gentiles” fue lo que Pablo relato con gozo a las iglesias en Fenicia y Samaria, cuando estaba en camino a Jerusalén (15:3). Lo que Dios había hecho entre los gentiles fue lo que contó Pablo a l iglesia en Jerusalén (15:4). El evangelio que Pablo predicaba entre los gentiles fue presentado ante los apóstoles y ancianos en Jerusalén, quienes estuvieron de acuerdo que el evangelio de la circuncisión le era encargado, como a Pedro el de la circuncisión (Gálatas 2:7). Fue acordado que Pablo y Bernabé fuesen “a los gentiles” (2:9). Aun después de esto, Pablo seguía evangelizando “al judío primeramente”, pero siempre se volvía de inmediato a los gentiles cuando los judíos de alguna ciudad rechazaban su mensaje (Hechos 18:6). Realmente en la actitud de Pablo no había ninguna distinción de las razas (Romanos 3:22). Cuando predicaba, todos tenían una oportunidad para oír la palabra, tanto judíos como gentiles (Hechos 19:10). Fue porque los judíos, y aun los judíos cristianos insistían en una diferencia racial, que Pablo tuvo que declarar que su ministerio era para los gentiles.

PABLO LOGRO VENCER LOS PREJUICIOS RACIALES Y RELIGIOSOS

CORTESIA

El lugar destacado de Pablo en la historia del cristianismo se debe precisamente al hecho de que él fue un instrumento para realizar el propósito universal de Dios. Aunque había sido un judío de una educación muy estricta, un fariseo, Pablo logró vencer sus prejuicios de raza, y su exclusivismo religioso, al comprender que Cristo había muerto por todos los hombres y que podía salvarse todo el que creyera. En esto él tuvo éxito donde Pedro había fracasado. A Pedro le fue dada la oportunidad de llegar a ser el apóstol de los gentiles, cuando el Espíritu lo impulso a ir a la casa de Cornelio. Pero no estuvo dispuesto a seguir las indicaciones implícitas pero claras de esta dirección divina, y se contento más bien con limitarse mayormente a testificar entre los judíos. Y el ministerio más grande a todo un mundo cayó en las manos de Pablo. No hay nada en el libro de los Hechos y en las epístolas paulinas que se destaque tanto como el hecho de que él era un instrumento escogido para llevar el evangelio de salvación a los pueblos no judíos.

En la ocasión de la conversación de Pablo se revelo esta intención de parte de Dios. Ananás, el discípulo de Damasco, a quien correspondía hablar con Pablo después de la experiencia de este en el camino, no tenia deseo de recibirlo en la comunión cristiana, ya que recién había estado persiguiendo el camino. Pero el Señor dijo a Ananías “Ve: porque instrumento escogido me es este, para que lleve mi nombre es presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel (Hechos 9:15).

A Pablo también le fue dicho desde el principio que su misión especial era a los gentiles. Al referir a los judíos en Jerusalén de su conversación, Pablo declaro que luego después de su conversación, había sido prevenido por una visión de que los judíos de Jerusalén no oirían su testimonio; declaró además que el Señor le había dicho: “Ve, porque yo te tengo que enviar lejos a los Gentiles” (22:21).

Ante Agripa, Pablo afirmo que cuando se convirtió, el Señor había prometido enviarlo a los gentiles “Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; Para que reciban, por la fe que es en mí, remisión de pecados y suerte entre los santificados” (Hechos 26: 18).

Siguió declarando que, en obediencia a las instrucciones divinas, él había ido desde un principio, tanto a los gentiles como a los judíos, proclamando el Mesías como la luz para el pueblo de Israel y también para los gentiles (Hechos 26:20, 23; véase Isaías 42:6).

SAN PABLO EL GRAN MISIONERO VIAJERO

CORTESIA
------------

La predicación de Pablo y Bernabé se había limitado a Asia. El apóstol y su nuevo colaborador Silas quedaron sorprendidos al prohibirles el Espíritu Santo a que predicasen el evangelio en las provincias de Asia o Bithinia. Llegaron a comprender que el Espíritu deseaba que cruzaran el estrecho hasta Macedonia, para seguir con su evangelización hasta el occidente en el continente europeo. Este paso determino el área del
ministerio subsecuente de Pablo, y resulto ser muy importante en el desarrollo posterior del cristianismo. En definitiva la decisión fue del Espíritu Santo.

Hechos 16:11 al 18:17, trata de la propagación del evangelio en Macedonia y Acaya. Es importante el tema geográfico. Se presenta con cuidado el viaje de Pablo a Neápolis, Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. En todas estas ciudades Pablo servia de “zapador” con el evangelio. Su método aun era ir primero a los judíos, y cuando estos rechazaban su mensaje, se volvía a los gentiles (véase 17:1-4; 18:4, 6).

Hechos 18:18 19:41 describe el ministerio de Pablo en Efeso. Este fue un ministerio compartido tanto con los judíos como con los griegos /19:10). Una atención especial se da a la victoria del Espíritu Santo sobre aquellos que practicaban la magia (19:13 – 20); y sobre los idolatras que adoraban a Diana (19:23-41). Estos eran indicios del triunfo progresivo del cristianismo en su camino para llegar a ser la religión universal, y por consiguiente merece espacio en el relato de Lucas.

Los capítulos 20 al 28 de los Hechos contienen principalmente materias biográficas de Pablo en sus últimos años. El tema central es: cómo Pablo llegó a Roma. Dándose cuenta de la importancia estratégica de la capital imperial, Pablo había dicho: “me será menester ver también a Roma (19:21). Muchas cosas tuvieron que suceder al apóstol antes que Lucas pudiese relatar, “Y luego vinimos a Roma” (28: 14). Todas estas cosas eran importantes a causa del lugar central que Pablo había venido a ocupar en el programa del Espíritu Santo para la conquista del mundo. Había llegado a ser preeminentemente “el apóstol a los gentiles”. Cuando por fin el misionero para las naciones gentiles hubo llegado a la capital del imperio y estuvo ahí viviendo “en su casa de alquiler, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda su libertad, sin impedimento” (28:30,31). Entonces Lucas, el escritor inspirado del libro de los Hechos, bien pudo considerar que había terminado su escrito. Ya había relatado la historia de la obra del Espíritu Santo, empezando en Jerusalén, y luego en Judea y Samaria, y entonces hasta a lo ultimo de la tierra. Mediante el poder del Espíritu el cristianismo había progresado y estaba ya plantado firmemente en Roma.

El evangelio había sido predicado a judíos primero, y luego a samaritanos, a romanos, y a griegos. El exclusivismo judío había sido encarado y refutado. El paganismo y la superstición habían sido conquistados. El reinado del Mesías estaba llegando a ser verdaderamente universal, y hombres de muchas naciones habían sido sellados por el Espíritu Santo.