Asistencia masiva. Esto es lo que esperan las cofradías de Sevilla, escenario de las procesiones más antiguas, durante los días en los que la ciudad sacará a pasear los tronos que llevan decorando desde hace meses para Semana Santa. Miles de personas se dan cita cada Pascua para asistir como espectadores devotos a la celebración de la muerte y resurrección de Cristo.
Pero, ¿son todos esos miles de españoles y turistas fieles seguidores de la fe católica? Los sociólogos aseguran que no. Es más, consideran que las procesiones de Semana Santa se han desprendido por completo de su carácter religioso para convertirse en emblemas culturales, como pueden ser las Fallas o los San Fermines.
Sin embargo, una cuarta parte de los españoles participa o asisten como telespectadores de las celebraciones de Semana Santa. Así lo indica el estudio ‘La situación de la religión en España a principios del S.XXI’, elaborado por los sociólogos Alfonso PérezAgote y José A. Santiago García. ‘Las procesiones son formas culturales en las que cada vez tiene menos que ver la Iglesia. Forman parte ya de una religión menos católica y más de una popular y común’, destaca Pérez-Agote.
Lo que no cabe duda es que los rituales de Semana Santa cuentan con una afluencia y expectación de las que carece cualquier otra ceremonia religiosa, como el Corpus Christi o, simplemente, las misas de cada domingo, en donde los banquillos de las Iglesias están ocupados por hombres y mujeres de edades cada vez más avanzadas.
Muchos son los que apuntan a que la sociedad española poco a poco empieza a desarraigarse de las costumbres religiosas que sí invadían todos los espacios, tanto público como privados, hace menos de 40 años. Son los últimos resultados desprendidos del barómetro de febrero del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) los que respaldan esta teoría, informando tras entrevistar a 2.500 personas de nuestro país que, a pesar de que el 76 por ciento de los españoles se considera católico, el 55 por ciento no va ‘casi nunca’ a misa ni participa en otros oficios religiosos, y mucho menos reza cada día.
Pero no sólo es que los españoles se salten la cita de cada domingo con la ‘Casa del Señor’, sino que un porcentaje cada vez mayor prefiere desvincularse totalmente del catolicismo. Un 12,3 por ciento de los encuestados se califica como no creyente y un 6,5 por ciento como ateo.
Por otro lado, un 2,3 por ciento de los españoles pertenece a una religión distinta a la cristiana.
Sin embargo, el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla asegura que esta aparente ‘metamorfosis’ se trata tan sólo de una ‘tontería’ y que cada año en las calles de la ciudad se apelotona más gente intentando tocar a su Virgen.
Precisamente, este hecho, el de que los españoles muestren una devoción exacerbada únicamente por el santo patrón de su pueblo es una de las evidencias para los sociólogos de que este tipo de manifestación ‘tiene de todo, menos de religioso’. ‘¿Por qué se pelean por llevar a hombros a su Virgen y a la del pueblo de al lado la insultan?’, se pregunta Pérez-Agote.
La respuesta estaría, según este catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, en que lejos de pelearse por promesas o por un fervor idolatrado hacia sus Santos, como se hacía antiguamente, lo hace para participar en una fiesta popular como cualquier otra. ‘Aunque muchos se definan como católicos, sus comportamientos y opiniones no se puede decir que estén controlados por la Iglesia’, argumentó Pérez-Agote.
Sin embargo, todavía hay un 33 por ciento de la población que asegura tener en cuenta sus creencias religiosas a la hora de tomar decisiones importantes o cuando vota en las elecciones. Aún así, el sociólogo asegura que la sociedad civil en día ‘no se somete ya a las reglas y dogmas’ de la Iglesia. ‘De ahí, que hayan surgidos incidentes en las cofradías porque hay mujeres que quieren sacar a hombros a sus Santos y no les dejan’, manifiesta PérezAgote.
PROGRESIVA SECULARIZACION
Los hay también quienes opinan que hablar de tradición para referirse a las celebraciones se Semana Santa como algo positivo es ‘difícil’.’También la pena de muerte es una tradición en EE.UU. y es una salvajada’, sostiene el presidente de la Unión de Ateos y Librepensadores, Albert Riba. En su parecer, es la Iglesia la primera interesada en que este tipo de celebraciones se repita a lo largo de los años, a pesar de la corriente secularizadora que azota a nuestro país. ‘Cada vez son menos las personas que se consideran creyentes, y con el tiempo quedarán pocos.
Estos actos quedarán relegados como simple folclore’, afirma Riba.
Lo que sí parece cierto, tal y como afirma a su vez PérezAgote, es que España se encuentra inmersa en una tercera oleada de secularización, que es la protagonizada por los jóvenes de 15 a 24 años. Según datos de la Fundación Santa María la Real, dos tercios de estos jóvenes, según un estudio elaborado en Madrid, Cataluña y País Vasco, se considera ya ateo, indiferente o agnóstico.
Por ello, Riba denuncia los intereses ‘turísticos-comerciales’ que la Iglesia posee en la Semana Santa y también su intención de utilizarla para consolidar su poder en la esfera social. Muestra de ello es, según su parecer, que este año muchas cofradías aprovechen los desfiles procesionales para divulgar un mensaje con tinte político en contra del aborto.
Sin y embargo, y a pesar de todo, la verdad es que desde todos los continentes, ya no sólo los españoles sino turistas de todo el mundo se acercan a España para vivir la muerte de Cristo ‘made in Spain’. Gracias a su popularidad, la Semana Santa persiste y sobrevive año a año y de manera triunfal a la oleada secularizadora que azota a una ciudadanía que vive con fervor aunque con poca fe la fiesta de la Pascua.
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