|         |         |         |         | 
Marx y la religión: a pesar de su influencia, nunca estudió la  religión con detalle. Sus ideas se derivan de los escritos de diversos autores  de comienzos del XIX, como Ludwig FEUERBACH (La esencia del cristianismo). Según  este autor, lpor los seres  humanos en el curso de un desarrollo cultural, pero erróneamente proyectados en  fuerzas divinas o dioses. Como los seres humanos no entienden por completo su  propia historia, tienden a atribuir a la acción de los dioses valores y normas  creados socialmente. Así, la historia de los diez mandamientos es una versión  mítica de los orígenes de preceptos morales que gobiernan la vida de los  creyentes judíos y cristianos.
Mientras el hombre no entienda la naturaleza de los símbolos religiosos que él  mismo ha creado, sostiene Feuerbach, estará condenado a ser prisionero de  fuerzas históricas que no puede controlar. Él utiliza el término alienación para  referirse al establecimiento de dioses o fuerzas divinas en tanto que distintas  de los seres humanos. Una vez que el hombre comprenda que los valores  proyectados en la religión son realmente sus propios valores, éstos serán  susceptibles de realización en esta tierra y no se diferirán a un más allá. Los  cristianos creen que, aunque Dios es todopoderoso y lleno de amor, los propios  seres humanos son imperfectos. Sin embargo, el potencial de amor y bondad, y el  poder de controlar nuestras propias vidas, creía Feuerbach, están presentes en  las instituciones sociales humanas y pueden hacerse fructificar una vez que  comprendamos su verdadera naturaleza.
Marx acepta la concepción de que la religión representa la autoalienación  humana. Muchas veces se cree que Marx despreciaba la religión, pero esto está  lejos de la verdad. La religión, escribe, es "el corazón de un mundo sin  corazón", un refugio frente a la dureza de la realidad cotidiana. Su opinión es  que la religión desaparecerá -y debe desaparecer- en su forma tradicional,  porque los valores positivos encarnados en la misma pueden convertirse en  ideales directrices para mejorar la suerte de la humanidad en esta tierra, no  porque los ideales y valores en sí mismos sean erróneos.
Marx declaró que la religión había sido el "opio del pueblo", porque difiere la  felicidad del hombre a una vida en el más allá, enseñando la aceptación  resignada de las condiciones existentes en esta vida. Así, la atención se desvía  desde las desigualdades e injusticias a la promesa de lo que está por venir. La  religión tienen un fuerte componente ideológico: las creencias y valores  religiosos a menudo proporcionan justificaciones de las desigualdades de riqueza  y poder. P.e., la enseñanza de que "los mansos heredarán la tierra" sugiere  actitudes de humildad y no resistencia a la opresión.
Durkheim y el ritual religioso: Durkheim se concentró  particularmente en la religión en sociedades pequeñas, tradicionales (Las formas  elementales de la vida religiosa). No conecta primariamente la religión con las  desigualdades sociales o con el poder, sino con la naturaleza global de las  instituciones de una sociedad. Basó su obra en un estudio del totemismo tal como  es practicado por las sociedades aborígenes australianas, y sostuvo que el  totemismo representa la religión en su forma más "elemental" o simple.
Un tótem era originalmente un animal o planta al que un grupo otorgaba u un  significado simbólico particular. Es un objeto sagrado. Durkheim define la  religión en términos de una distinción entre lo sagrado y lo profano. Los  objetos y símbolos sagrados, sostiene, se tratan como separados de los aspectos  rutinarios de la existencia, el ámbito de lo profano.
¿Por qué es sagrado el tótem? Porque simboliza al propio grupo o comunidad;  representa sus valores esenciales. La reverencia hacia el tótem se deriva en  realidad del respeto por los valores sociales esenciales. En religión, el objeto  de adoración es en realidad la propia sociedad.
Durkheim enfatiza con energía el hecho de que la religión nunca es una simple  cuestión de creencia. Todas implican actividades ceremoniales y rituales  regulares, en las que se reúnen un grupo de creyentes. En los ceremoniales  colectivos se afirma y realza el sentido de la solidaridad del grupo.
La ceremonia y el ritual, según Durkheim, son esenciales para vincular a los  miembros de los grupos. Ésta es la razón de que no sólo se encuentre en  situaciones regulares de culto, sino también en las diversas crisis vitales que  suponen transiciones sociales fundamentales, como, p.e., el nacimiento, el  matrimonio y la muerte. Los ceremoniales colectivos reafirman la solidaridad del  grupo en un momento en el que las personas se ven forzadas a ajustarse a los  cambios principales de su vida. Los rituales funerarios demuestran que los  valores del grupo sobreviven a la desaparición de determinados individuos.
Con el desarrollo de las sociedades modernas, cree Durkheim, la influencia de la  religión se va desvaneciendo. El pensamiento científico sustituye  progresivamente a la explicación religiosa, y las actividades ceremoniales y  rituales llegan a ocupar sólo una pequeña parte de la vida de los individuos.  Durkheim está de acuerdo con Marx en que la religión tradicional está al borde  de la desaparición. "Los viejos dioses -dice- están muertos". Sin embargo,  afirma que hay un sentido en el que es probable que continúe la religión de  forma modificada, a través de nuevos rituales que reafirman sus valores.  Durkheim es vago acerca de cuáles puedan ser, pero parece que tenía en mente la  celebración de valores humanísticos y políticos totales como la libertad, la  igualdad y la cooperación social.
Podría sostenerse que la mayoría de los países industrializados han fomentado  efectivamente las religiones civiles (con símbolos como las banderas, canciones  e himnos, y rituales como coronaciones, etc.).
Weber y las religiones mundiales: Durkheim basa sus  argumentos en un número muy reducido de ejemplos. Weber prestó más atención a lo  que él denominaba las religiones mundiales, o sea, aquellas que han atraído gran  número de creyentes y que han afectado de forma decisiva el curso de la historia  global: budismo, hinduismo, taoísmo, judaísmo, cristianismo.
Los escritos de Weber difieren de los de Durkheim en que se concentran en el  nexo entre la religión y el cambio social. Y contrastan con Marx en que Weber  sostiene que la religión no es necesariamente una fuerza conservadora; por el  contrario, los movimientos de inspiración religiosa han producido  transformaciones sociales dramáticas en numerosas ocasiones. Así, el  protestantismo -en particular el puritanismo- fue la fuente de la concepción  religiosa que se encuentra en el Occidente moderno. Los primeros empresarios  fueron en su mayoría calvinistas. Su tendencia al éxito, que contribuyó a  iniciar el desarrollo económico occidental, originalmente les fue infundida por  el deseo de servir a Dios. El éxito material era para ellos un signo del favor  divino.
Analizando las religiones orientales, Weber concluyó que constituyen barreras  insuperables al desarrollo del capitalismo industrial tal como se dio en  Occidente. Esto no sucede porque las civilizaciones no occidentales estén  retrasadas, sino porque han aceptado valores distintos a los que llegaron a  predominar en Europa.
P.e., el hinduismo es lo que Weber denomina una religión extramundana. Es decir,  sus valores más elevados enfatizan la huida de los trabajos del mundo material  hacia un plano superior de existencia espiritual. El confucionismo también actuó  desviando el esfuerzo del desarrollo económico tal como éste vino a entenderse  en Occidente, enfatizando la armonía con el mundo en vez de promover su  dominación activa.
Weber considera el cristianismo como una religión de salvación, que implica la  creencia de que los seres humanos pueden ser "salvados" si adoptan las creencias  de la religión. Las nociones de pecado y de ser rescatado del pecado por la  gracia de Dios son importantes a este respecto. Generan una tensión y un  dinamismo emocional esencialmente ausentes de las religiones orientales. Las  religiones de salvación tienen un aspecto "revolucionario". Mientras que las de  Oriente cultivan en el creyente una actitud de pasividad hacia el orden  existente, el cristianismo implica una lucha constante contra el pecado y, por  tanto, puede estimular la rebeldía contra el orden establecido.
Como valoración general, cabe decir que los tres autores señalan importantes  características generales de la religión, y que sus ideas se complementan
 
 
 
 
 Entradas
Entradas
 
 
 
 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario es importante.Gracias