En una gran nación es peculiarmente susceptible a la idea de que su poder es una señal del favor de Dios, confiriéndole una responsabilidad especial por otras naciones – hacerlas más ricas y felices, rehacerlas, es decir, en su propia brillante imagen”. – Ex senador de EE.UU., William Fulbright, The Arrogance of Power (1966)
“Nosotros los estadounidenses somos un pueblo peculiar, elegido – el Israel de nuestra época; cargamos el arca de las libertades del mundo… Dios ha predestinado, espera la humanidad, grandes cosas de nuestra raza; y sentimos grandes cosas en nuestras almas”,
Herman Melville, White-Jacket [Chaqueta blanca o el mundo en un bosque de guerra] (1850).
“Dios designó a EE.UU. para salvar al mundo de cualquier manera que venga bien a EE.UU. Dios designó a Israel para ser el nexo de la política para Medio Oriente de EE.UU. y cualquiera que quiera echar a perder esa idea es a) antisemita, b) antiestadounidense, c) favorable al enemigo, y d) terrorista”. – John le Carré, London Times, 15 de enero de 2003.
“El neoconservadurismo… sacó provecho de los mitos históricos estadounidenses de inocencia, excepcionalismo, triunfalismo y Destino Manifiesto. Ofreció una visión de lo que EE.UU. debiera hacer con su poder global sin igual. En sus versiones mesiánicas más retóricamente seductoras, refundió la expansión del poder estadounidense con el sueño de democracia universal. En todo esto, proclamó que el máximo uso del poder estadounidense era bueno para EE.UU. y el mundo.” – Profesor de la Universidad de Columbia, Gary Dorrien, The Christian Century magazine, 22 de enero de 2007.
“Para la mayoría de sus ciudadanos, EE.UU. es excepcional, y solo es natural que discrepe de algunos estándares internacionales”. –Michael Ignatieff, columnista del Washington Post, Legal Affairs, mayo-junio de 2002.
Teniente coronel Ralph Peters, US Army War College, 1997: “Nuestro país es una fuerza por el bien sin precedente”.
Thomas Barnett, US Naval War College: “Las fuerzas armadas de EE.UU. son una fuerza por el bien global que… no tiene igual”. – The Guardian (London), 27 de diciembre de 2005.
John Bolton, futuro embajador de EE.UU. en las Naciones Unidas, escribiendo en 2000: Por su estatus singular, EE.UU. no podría ser “limitado legalmente” o restringido de alguna manera por sus obligaciones en los tratados internacionales. EE.UU. necesita ser “desvergonzado, no apologético, tener inflexibles hegemonistas constitucionales estadounidenses” para que sus “altos responsables” tengan libertad para usar la fuerza unilateralmente.
Condoleezza Rice, futura secretaria de Estado de EE.UU., escribiendo en 2000, se mostró igualmente desdeñosa ante el derecho internacional. Afirmó que en busca de su seguridad nacional EE.UU. ya no tiene que guiarse por “nociones de derecho y normas internacionales” o “instituciones como las Naciones Unidas” porque está “del lado correcto de la historia” – Z Magazine, julio/agosto de 2004.
“El presidente [George W. Bush] dijo que no quiere que otros países dicten términos o condiciones para la guerra contra el terrorismo. ‘En algún punto, puede que seamos los únicos que queden. Lo encuentro bien. Somos EE.UU.’” –Washington Post, 31 de enero de 2002.
“Reinhold Niebuhr lo entendió hace medio siglo: Lo que persiste –y promete dolor sin fin– es nuestra convicción de que la Providencia ha llamado a EE.UU. para que instruya a toda la humanidad en su peregrinaje hacia la perfección”. – Andrew Bacevich, profesor de relaciones internacionales, Universidad de Boston.
Al comentar sobre el sermón moral de Woodrow Wilson a sus colegas europeos en la conferencia por la paz de Versalles después de la Primera Guerra Mundial, Winston Churchill señaló que le costaba creer que los emigrantes europeos, que llevaron a EE.UU. las virtudes de los países de donde provenían, hubieran dejado atrás todos sus vicios. –
The World Crisis, Vol. V, The Aftermath, 1929
“Observad una república, que gradual pero seguramente se convierte en el factor moral supremo para el progreso del mundo y el árbitro aceptado en las disputas del mundo”. –
William Jennings Bryan, secretario de Estado de EE.UU. bajo Woodrow Wilson, In His Image (1922)
El editor de Newsweek, Michael Hirsch: “Los aliados de EE.UU. tienen que aceptar que un cierto unilateralismo de EE.UU. es inevitable, incluso deseable. Esto involucra sobre todo la aceptación de la realidad del supremo poder de EE.UU. – y el aprecio sincero de cuán felices históricamente son de estar protegidos por una potencia relativamente tan benigna.” – Foreign Affairs, noviembre de 2002.
Colin Powell, hablando ante la Convención Nacional Republicana, 13 de agosto de 1996: EE.UU. es “un país que existe por la gracia de una divina providencia”.
“Dicen: ‘Somos el Dios del mundo’, y no nos consultan”. – Washington Post, 3 de agosto de 2002.
“Si tenemos que usar la fuerza, ¡es porque somos EE.UU.! Somos la nación indispensable. Tenemos la frente en alto. Vemos más lejos hacia el futuro.” – Madeleine Albright, secretaria de Estado de EE.UU., 1998.