Cuando se pregunta a la gente por qué no gustan de él, la principal respuesta que se obtiene, es: por la guerra en Irak.
Parece que muchos olvidaron que Irak invadió Kuwait, que Saddam Hussein aniquiló a cientos de miles de kurdos con armas químicas de destrucción masiva, y millones murieron en la guerra con Irán (1980-88). Además atacó a Israel en 1948, 1967 y 1990, sin tener fronteras ni asuntos con ese estado. Y financió, protegió y entrenó a miles de terroristas.
Parece que muchos olvidaron que Irak invadió Kuwait, que Saddam Hussein aniquiló a cientos de miles de kurdos con armas químicas de destrucción masiva, y millones murieron en la guerra con Irán (1980-88). Además atacó a Israel en 1948, 1967 y 1990, sin tener fronteras ni asuntos con ese estado. Y financió, protegió y entrenó a miles de terroristas.
El principal argumento de los detractores de la guerra es, que no se hallaron Armas de Destrucción Masiva. Si alguien debería ser cuestionado sobre ese asunto, es Mohamed El Baradei, que representando a la comunidad internacional, era el responsable directo de la investigación, y fue quien atemorizó a todos insinuando su existencia. Al no encontrarse nada, el bulto se lo cargaron a Bush por iniciar una guerra preventiva, mientras que El Baradei recibió el Nobel de la Paz. ¿Dónde está la lógica? Simplemente no existe. Es parte de la tergiversación cultural, alentada por la alienante prensa progresista, que demoniza o santifica a quien le viene en gana.
Desde otro flanco, los infantiles pacifistas buscan comparar Vietnam con Irak, y piden que vuelvan a casa los soldados norteamericanos. Lo que significa: que buscan la derrota, en vez de la victoria. Pero si hay capitulación en Irak, no será como en Vietnam, donde los Vietcongs (comunistas) se quedaron en su país. Esta vez, los terroristas islámicos invadirán el mundo. Y en su mentalidad, considerar que vencieron a la superpotencia, los llenará de coraje y mayor agresividad.
Vietnam fue una guerra política entre dos potencias. Una defensora de la libertad, y otra del totalitarismo (que ya tenía bajo su garra a más de la tercera parte del planeta). La actual es una guerra santa propiciada por fundamentalistas religiosos, cuyos hegemónicos objetivos teocráticos son respaldados por extremistas esparcidos en 52 países musulmanes, Europa y el resto del orbe.
Hay semejanzas entre el islamismo y el comunismo. La principal y más temible es, que así como la Unión Soviética intentó conquistar el mundo, los islamofascistas pretenden hacer lo propio. Al final, el comunismo se derrotó a sí mismo porque atenta contra la libertad, y con el Islam radical sucederá igual.
El Socialismo tradicional y el Islam no admiten el libre albedrío, pero la libertad individual no es un derecho constitucional o religioso, es un derecho natural de todo ser humano.
Si el comunismo demoró casi un siglo en caer, y aún tiene defensores. El fundamentalismo religioso es más alienante, peligroso y difícil de combatir. El dogma de tinte divino es inculcado como verdad absoluta, y puede tardar milenios en atenuarse o extirparse. El Corán no es susceptible a cuestionamientos. Si lo haces, no te envían a un Gulag, te ejecutan.
Irak es la punta de lanza contra el fanatismo, y la creencia de que no puede haber sociedades musulmanas democráticas y abiertas en Oriente Medio. La presencia norteamericana en el lugar, sirve para tener a los islamistas radicales acorralados, y a tiro de cañón, antes de que se desplieguen por más lugares.
George W. Bush no resaltará por su carisma, pero pocos políticos tienen sus credenciales. Graduado de Yale en Historia, obtuvo un postgrado de Harvard en Administración de Empresas. Fue el primer gobernador de Texas en ser reelegido por dos términos consecutivos --lo que lo catapultó a la presidencia-- y es un hombre confiable, de principios sólidos.
El peor error cometido por los Estados Unidos en su guerra con Irak, fue no haber eliminado a Saddam Hussein en 1991, cuando contaba con el apoyo de la ONU y el mundo árabe. George Bush padre, sabía que el desenlace sería caótico y conflictivo, y prefirió dejar al tirano genocida en el poder.
La guerra en Irak es un éxito incomparable. Cada día disminuyen los ataques terroristas, Al Qaida está asediada y en desbande, la democracia se empieza a desenvolver en un ambiente donde todos los países –con excepción de Israel-- son dictaduras y, de seguir en ese cause, Irak será el ejemplo inicial, de que la moderación y la libertad pueden ser parte de la vida islámica en el Medio Oriente.
George W., sabía que ésta no sería una guerra fácil y sin embargo decidió enfrentarla, pese a la impopularidad que iba a significarle. Eso es tener coraje, en un momento en que la mayoría prefiere esconderse bajo la cómoda sombrilla del pacifismo, jugando al trastornado humanismo sin principios.
www.josebrechner.com
Desde otro flanco, los infantiles pacifistas buscan comparar Vietnam con Irak, y piden que vuelvan a casa los soldados norteamericanos. Lo que significa: que buscan la derrota, en vez de la victoria. Pero si hay capitulación en Irak, no será como en Vietnam, donde los Vietcongs (comunistas) se quedaron en su país. Esta vez, los terroristas islámicos invadirán el mundo. Y en su mentalidad, considerar que vencieron a la superpotencia, los llenará de coraje y mayor agresividad.
Vietnam fue una guerra política entre dos potencias. Una defensora de la libertad, y otra del totalitarismo (que ya tenía bajo su garra a más de la tercera parte del planeta). La actual es una guerra santa propiciada por fundamentalistas religiosos, cuyos hegemónicos objetivos teocráticos son respaldados por extremistas esparcidos en 52 países musulmanes, Europa y el resto del orbe.
Hay semejanzas entre el islamismo y el comunismo. La principal y más temible es, que así como la Unión Soviética intentó conquistar el mundo, los islamofascistas pretenden hacer lo propio. Al final, el comunismo se derrotó a sí mismo porque atenta contra la libertad, y con el Islam radical sucederá igual.
El Socialismo tradicional y el Islam no admiten el libre albedrío, pero la libertad individual no es un derecho constitucional o religioso, es un derecho natural de todo ser humano.
Si el comunismo demoró casi un siglo en caer, y aún tiene defensores. El fundamentalismo religioso es más alienante, peligroso y difícil de combatir. El dogma de tinte divino es inculcado como verdad absoluta, y puede tardar milenios en atenuarse o extirparse. El Corán no es susceptible a cuestionamientos. Si lo haces, no te envían a un Gulag, te ejecutan.
Irak es la punta de lanza contra el fanatismo, y la creencia de que no puede haber sociedades musulmanas democráticas y abiertas en Oriente Medio. La presencia norteamericana en el lugar, sirve para tener a los islamistas radicales acorralados, y a tiro de cañón, antes de que se desplieguen por más lugares.
George W. Bush no resaltará por su carisma, pero pocos políticos tienen sus credenciales. Graduado de Yale en Historia, obtuvo un postgrado de Harvard en Administración de Empresas. Fue el primer gobernador de Texas en ser reelegido por dos términos consecutivos --lo que lo catapultó a la presidencia-- y es un hombre confiable, de principios sólidos.
El peor error cometido por los Estados Unidos en su guerra con Irak, fue no haber eliminado a Saddam Hussein en 1991, cuando contaba con el apoyo de la ONU y el mundo árabe. George Bush padre, sabía que el desenlace sería caótico y conflictivo, y prefirió dejar al tirano genocida en el poder.
La guerra en Irak es un éxito incomparable. Cada día disminuyen los ataques terroristas, Al Qaida está asediada y en desbande, la democracia se empieza a desenvolver en un ambiente donde todos los países –con excepción de Israel-- son dictaduras y, de seguir en ese cause, Irak será el ejemplo inicial, de que la moderación y la libertad pueden ser parte de la vida islámica en el Medio Oriente.
George W., sabía que ésta no sería una guerra fácil y sin embargo decidió enfrentarla, pese a la impopularidad que iba a significarle. Eso es tener coraje, en un momento en que la mayoría prefiere esconderse bajo la cómoda sombrilla del pacifismo, jugando al trastornado humanismo sin principios.
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