Tan abrumador era este sentido de tener una misión especial para las naciones gentiles, que Pablo en su carta a los Gálatas, afirmo que era su función especial, predestinada, indicada desde el tiempo de su nacimiento (Gálatas 1:15,16). Era apropiado pues que su primer ministerio definitivo se haya desarrollado en Antioquia, en la iglesia que primeramente empezó a incluir a los griegos en su servicio (Hechos 11:20, 25, 26). Fue con un propósito definido que Pablo fue empujado por el Espíritu Santo para que fuera a las regiones de los gentiles (Hechos 13:2, 4). Era lógico que cuando los judíos en Antioquia de Pisidia rechazaron su mensaje acerca del Mesías, el y Bernabé hablasen claramente diciendo: “A vosotros a la verdad era menester que es os hablase la palabra de Dios; mas, pues que la desecháis y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los Gentiles. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los Gentiles, para que seas salud hasta lo postrero de la tierra” (Hechos 13:46, 47).
Cómo Dios “había abierto a los Gentiles la puerta de la fe”, fue le tema central del informe que Pablo dio a la iglesia en Antioquia, después de su primer viaje misionero (Hechos 14:27). “La conversión de los gentiles” fue lo que Pablo relato con gozo a las iglesias en Fenicia y Samaria, cuando estaba en camino a Jerusalén (15:3). Lo que Dios había hecho entre los gentiles fue lo que contó Pablo a l iglesia en Jerusalén (15:4). El evangelio que Pablo predicaba entre los gentiles fue presentado ante los apóstoles y ancianos en Jerusalén, quienes estuvieron de acuerdo que el evangelio de la circuncisión le era encargado, como a Pedro el de la circuncisión (Gálatas 2:7). Fue acordado que Pablo y Bernabé fuesen “a los gentiles” (2:9). Aun después de esto, Pablo seguía evangelizando “al judío primeramente”, pero siempre se volvía de inmediato a los gentiles cuando los judíos de alguna ciudad rechazaban su mensaje (Hechos 18:6). Realmente en la actitud de Pablo no había ninguna distinción de las razas (Romanos 3:22). Cuando predicaba, todos tenían una oportunidad para oír la palabra, tanto judíos como gentiles (Hechos 19:10). Fue porque los judíos, y aun los judíos cristianos insistían en una diferencia racial, que Pablo tuvo que declarar que su ministerio era para los gentiles.
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