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Asia Menor. Península de Asia occidental, situada entre el mar Negro y el Mediterráneo, llamada antiguamente Anatolia. Por el E su estructura alcanza hasta el Éufrates; su litoral O es vecino del archipiélago Egeo y al NO la separan de Europa los Dardanelos, el mar de Mármara y el Bósforo. Tiene 750 000 km2 y forma una vasta meseta de 600 a 1 000 m de altura con zonas montañosas al N y al S. Políticamente pertenece a Turquía.
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Welcome to Twig QUMRÁN: "! Bienvenido a QUMRÁN.Orar a Alah, Yahvé Jehová,por el respeto por las diferencias y la paz en el mundo. Por la misericordia bondad de Dios y fe..“Un gran hombre demuestra su grandeza por el modo en que trata a los que son o tienen menos que él”..¡.. "Creemos en el diálogo, paciente, verdadero, razonable: diálogo para la búsqueda de la paz, y también para evitar los abismos que dividen culturas y pueblos y que preparan graves conflictos"Asìs.Es evidente que, impresionantes números de personas mueren repetidamente cuando depositan su confianza en mentiras y mentirosos. Y casi siempre los mentirosos en el poder se encuentran en situaciones difíciles como consecuencia de su gran caso omiso de los hechos,Laura Knight-Jadczyk Somos una fuente de información con formato y estilo diferente 2010. El siervo de Cristo no lo es por propia iniciativa, sino por elección de Jesús.

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Valle De Los Reyes, Egipto

domingo, diciembre 09, 2007

Las Instituciones adecuadas en la renovación del hombre


  • Según las leyes naturales

  • La renovación del hombre exige que su espíritu y su cuerpo puedan desarrollarse según las leyes naturales y no según las teorías de las distintas escuelas. Es preciso que se libere desde su infancia de los dogmas de la civilización industrial y de los principios que forman la base de la sociedad moderna. Para representar su papel constructivo, la ciencia del hombre no necesita instituciones costosas y numerosas. De hecho, podría utilizar las que ya existen, siempre que éstas se rejuvenecieran. El éxito de una empresa tal lo determinará en algunos países la actitud del gobierno, y, en otros, la del público. En Italia, Alemania o Rusia, si el dictador juzgase útil formar niños según un tipo determinado, modificar de cierta manera a los adultos y su modo de vida, las instituciones adecuadas surgirían en el acto. En las democracias, el progreso debe venir de la iniciativa privada. Cuando el público se dé cuenta más clara del fracaso de nuestras creencias pedagógicas, médicas, económicas y sociales, se preguntará quizás cómo remediar esta situación.



  • En tiempos pasados han sido los individuos que vivieron aislados quienes han provocado el impulso de la religión, de la ciencia y de la educación. Por ejemplo, el desarrollo de la higiene en los Estados Unidos se ha debido por entero a la inspiración de algunos hombres. Hermann Biggs es quien ha convertido a Nueva York en una de las ciudades más sanas del mundo. Fue un grupo de jóvenes desconocidos quienes, bajo la dirección de Welch, fundaron la “John Hopkins Medical School”, determinando los sorprendentes progresos de la patología, de la cirugía y de la higiene en los Estados Unidos. Cuando nació la bacteriología del cerebro de Pasteur, el Instituto Pasteur fue creado en París por una suscripción nacional. Al “Rockefeller Institute for Medical Research” lo fundó en Nueva York John D. Rockefeller, porque la necesidad de los nuevos descubrimientos en el dominio de medicina se había hecho evidente para Welch, para Theobald Smith, para Mitchell Prudden, para Simon Flexner, para Christian Herter y para multitud de otros sabios. En muchas universidades americanas fueron también ciudadanos particulares quienes establecieron laboratorios de investigaciones destinados a hacer progresar la fisiología, la criminología, la química de la nutrición, etc. Las grandes fundaciones Carnegie y Rockefeller se inspiraron en ideas más generales. Aumentar la instrucción del público, levantar el nivel científico de las universidades, promover la paz entre las naciones, prevenir las enfermedades infecciosas, mejorar la salud y el bienestar de todos, gracias a los métodos científicos, siempre es el convencimiento de la existencia de una necesidad lo que determina estos movimientos. EI Estado no intervino en sus comienzos, pero más tarde las instituciones privadas trajeron consigo el progreso de las instituciones públicas. En Francia, por ejemplo, la enseñanza de la bacteriología fue dada primeramente en el Instituto Pasteur. En seguida todas las universidades del Estado instituyeron cátedras y laboratorios de bacteriología.



  • No acontecerá probablemente lo mismo con las instituciones necesarias a la restauración del hombre Un día, sin duda, algún “College”, alguna Universidad, o alguna escuela de medicina, comprenderá su importancia. Ha habido veleidades en los esfuerzos a este respecto. La Universidad de Yale ha creado, como sabemos, un Instituto para el estudio de las relaciones humanas. Por otra parte la fundación Macy ha sido establecida con el fin de estudiar al hombre sano y enfermo y de integrar los conocimientos que poseernos a su respecto. En Génova, Nicola Pende ha formado un Instituto para el mejoramiento físico, moral e intelectual del individuo. Muchas personas comienzan a sentir la necesidad de una comprensión más amplia del ser humano, pero este sentimiento no ha sido formulado en parte alguna de manera tan clara como en Italia. Las organizaciones ya existentes deben sufrir ciertas modificaciones a fin de prestar utilidad. Es preciso, por ejemplo, que eliminen el resto del mecanismo estrecho del pasado siglo, y que comprendan la necesidad de una clarificación de los conceptos empleados en biología, la necesidad de la reintegración de las partes en el todo y la formación de sabios verdaderos al mismo tiempo que de trabajadores científicos. Es preciso también que la aplicación al hombre de los resultados de cada ciencia, desde la química de la nutrición hasta la economía política, sea confiada, no a especialistas de los cuales depende el progreso de las ciencias particulares, sino a aquellos que las conocen todas. Los especialistas deben ser los instrumentos de un espíritu sintético. Y serán utilizados por él de la misma manera que el profesor de medicina de una gran Universidad utiliza en los laboratorios de su clínica, los servicios de los patólogos, de los bacteriólogos, de los fisiólogos, de los químicos y de los físicos. No confía ni a unos ni a otros de estos sabios la dirección del estudio y del tratamiento de sus enfermos. Un economista, un endocrinólogo, un psicoanalista, un químico biólogo, ignoran igualmente al hombre. No se puede depositar confianza sino en lo que respecta a los límites de su propio dominio.



  • No debemos olvidar que nuestros conocimientos son aún rudimentarios y que la mayoría de los grandes problemas mencionados al comienzo de este libro aguardan aún su solución. Sin embargo, las interrogaciones que interesan a centenares de millones de individuos y al porvenir de la civilización, no pueden dejarse sin respuesta. Estas respuestas deben elaborarse en institutos de investigaciones consagrados a la ciencia del hombre. Hasta el presente nuestros laboratorios biológicos y médicos han inclinado sus actividades hacia la prosecución de la salud, hacia el descubrimiento de los mecanismos químicos y físico-químicos que son la base de los fenómenos fisiológicos. El Instituto Pasteur ha seguido con gran éxito la vía abierta por su fundador. Bajo la dirección de Duclaux y de Roux se ha especializado en el estudio de las bacterias y de los virus y en los medios de proteger a los seres humanos contra sus ataques; en el descubrimiento de los bacilos, de los sueros, de las sustancias químicas capaces de prevenir y curar las enfermedades. El Instituto Rockefeller ha emprendido la exploración de un campo aún mas vasto. Al mismo tiempo que los agentes productores de las enfermedades y sus efectos sobre los animales y los hombres, se analizan las actividades físicas, químicas, físico-químicas y fisiológicas manifestadas por el cuerpo. En los laboratorios del porvenir, estas investigaciones irán mucho más lejos. El hombre entero pertenece al dominio de la investigación biológica. Indudablemente, cada especialista debe continuar en libertad la exploración de su propio distrito. Pero importa que ningún aspecto importante del ser permanezca ignorado. El método empleado por Simon Flexner en la dirección del Instituto Rockefeller podría extenderse con provecho a los institutos biológicos y médicos del mañana. En el Instituto Rockefeller la materia viviente se estudia de manera muy comprensiva, desde la estructura de las moléculas hasta la del cuerpo humano. Sin embargo, en la organización de estas vastas investigaciones, Flexner no impone programa alguno a los miembros del Instituto. Se contenta con elegir sabios que experimenten una inclinación material por la exploración de estos diferentes territorios. Por un procedimiento análogo podrían organizarse laboratorios destinados al estudio de todas las actividades psicológicas y sociales del hombre, tanto como de sus funciones quirúrgicas y orgánicas. Las instituciones biológicas del porvenir, a fin de ser fecundas, deberán guardarse de la confusión de conceptos que hemos señalado como causas de la esterilidad de las investigaciones médicas. La ciencia suprema, la psicología, necesita de los métodos y conceptos de la fisiología, de la anatomía, de la mecánica, de la química, de la químico-física, de la física y de las matemáticas; es decir, de todas las ciencias que ocupan un rango inferior al suyo en la jerarquía de nuestros conocimientos. Sabemos que los conceptos de una ciencia de un rango más elevado, no pueden reducirse a los de una ciencia de un rango menos elevado; que los fenómenos macroscópicos no son menos fundamentales que los fenómenos microscópicos ; que los acontecimientos psicológicos son tan reales como los físico-químicos. Sin embargo los biólogos experimentan a menudo la tentación de retornar a las concepciones mecanicistas del siglo XIX, porque son cómodas. Evitamos así el abordar asuntos verdaderamente difíciles. Las ciencias de la materia inerte son indispensables para el estudio del organismo vivo. Resultan tan indispensables para el fisiólogo, como el conocimiento de la lectura y la escritura para el historiador. Pero son las técnicas y no los conceptos de estas ciencias las aplicables al hombre. El objetivo de los biólogos es el organismo vivo, y no modelos o sistemas artificialmente aislados. La fisiología general, como la entendía Bayliss es una parte pequeña de la fisiología. Los fenómenos orgánicos y mentales no pueden ser abandonados. Sabemos que la solución de los problemas humanos es lenta y que, en consecuencia, exige la vida de muchas generaciones de sabios. Hace falta, pues, una institución capaz de dirigir de manera ininterrumpida las investigaciones de las cuales depende el porvenir de nuestra civilización. Debemos procurar encontrar el medio de dar a la humanidad una especie de alma, de cerebro inmortal, que integrase sus esfuerzos y diese un fin a su marcha errante. La creación de tal institución constituiría un acontecimiento de gran importancia social. Este centro de ideas estaría compuesto, como la Corte Suprema de los Estados Unidos, de un número muy pequeño de hombres. Se perpetuaría indefinidamente, y sus ideas permanecerían siempre jóvenes. Los jefes democráticos, como los dictadores, podrían extraer de esta fuente de verdad científica las informaciones de las cuales necesitan para desarrollar una civilización realmente humana.



  • Los miembros de este elevado consejo se mantendrían libres de toda investigación y de toda enseñanza. No pronunciarían discursos, ni publicarían libros. Se contentarían con contemplar los fenómenos económicos, sociales, psicológicos, fisiológicos y patológicos, manifestados por las naciones civilizadas y los individuos que las constituyen. Seguirían con atención la marcha de la ciencia y la influencia de sus aplicaciones sobre nuestros hábitos de vida. Procurarían descubrir cómo modelar la civilización moderna sobre el hombre sin ahogar sus cualidades esenciales. Su meditación silenciosa protegería a los habitantes de la Ciudad Nueva contra las invenciones mecánicas que son peligrosas para sus tejidos o para su espíritu, contra las adulteraciones de pensamiento de la educación, de la nutrición, de la moral, de la sociología; contra todos los progresos inspirados, no por las necesidades del público, sino por el interés personal o las ilusiones de sus inventores. Impediría el deterioro orgánico y mental de la nación. A estos sabios habría que colocarles en su posición tan elevada, tan libre de intrigas políticas y de publicidad, como lo están los miembros de la Corte Suprema. A la verdad, su importancia sería mucho mayor aún que la de los juristas encargados de velar sobre la Constitución, porque tendrían la salvaguarda del cuerpo y del alma, de una gran raza en su lucha trágica contra las ciencias ciegas de la materia.

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Bará.El propósito de Roberto Fonseca Murillo es dar a conocer la reseña o símbolo de los personajes tanto de la Biblia como religiosos o lideres. Con más de cincuenta Lince para ayudarlo.

Bienvenido a Bará QUMRÁN :"La Historia es una sola que se entré tejé con la económia,cultura,creencias, política y Dios la sostiene en el hueco de su mano y tú eres uno de sus dedos" Bara es el término con el cual se designa el poder verbal de Dios para crear de la nada todas los seres tanto inertes como vivos existentes en la naturaleza.Bará solo pertenese a Dios en el vocablo Hebreo, puesto que Él es el único que tiene ese poder ex-nihilo; los seres humanos solo reecrean a partir de lo creado por Dios.


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