Hay hombres realmente afortunados; hacen poco, casi nada, sin embargo sus nombres pasan a las paginas de la historia.
Isaac, el antiguo patriarca hebreo, fue uno de vellos. Hijo de Abraham y Sara, nació cuando su padre tenia cien años de edad y su madre andaban muy cerca de ellos. Cuando el niño nació Sara dijo: “Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, sé reirá conmigo” (Gen. 21.6). S reía por el hecho de ser madre a tan avanzada edad. Por eso dio a su hijo el nombre de Isaac, lo cual quiere decir: risa.
Ciertamente la vida de Isaac hace reír a quien la estudia. Hombre tímido, poco original, nada vengativo; su carácter es exactamente lo opuesto de cuanto creemos encontrar en un hombre, según el moderno y popular concepto de la hombría. Cuando fue destetado se hizo gran banquete en la casa. Ismael, su hermano, se burlo del festejado en el momento de mayor regocijo. Isaac paso inadvertido el hecho (Génesis 21:8-9). Años después, Isaac e Ismel, olvidando el viejo problema, se unieron como hermanos, para dar sepultura a su progenitor (Gen. 25.9).
Otro día Rebeca, su esposa, cubrió con la piel de un cabrito a Jacob, el hijo predilecto, y lo trajo a Isaac para que lo bendijera. El noble patriarca, ya viejo, ciego y enfermo, palpo las manos de Jacob y sintiéndolo velludo, lo bendijeron, creyendo que se trataba de Esau. Poco después se dio cuenta del engaño, guardo silencio, ni una protesta sale de sus labios, ni castigo para su hijo ni represión para la esposa. El hecho ya se había realizado, la dignidad patriarcal no permitía dar paso atrás, lo mejor seria guardar silencio y así se hizo (Gen.27.9).
Isaac poseía numerosos pozos donde sus ganados aplacaban la sed. Envidiosos de ello los pastores de Gerar se lanzaron contra los pastores de Isaac, a fin de quitar esos pozos por medio de la violencia. Al darse cuenta de ello, el patriarca ordeno suspender la contienda, entrego los pozos al adversario e hizo nuevos pozos para sus ganados. Esta acción hace realidad aquella vieja sentencia que dice: “Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuegos pones sobre su cabeza” (Rom.12.20). Asuntos por este estilo el se repiten diariamente en la vida de Isaac. Veamos uno mas: Abimelec, rey de Gerar, envidioso del éxito de Isaac, le envió una comisión, al parecer armada, para desterrarlo del lugar. Isaac obedeció la orden real llevando sus tiendas al lejano sur. Allí Dios lo bendijo grandemente. Abimelech, al ver esto, tuvo miedo de una venganza y envió a su desterrado una comisión de paz. Isaac la recibió con sincera amistad, hizo la paz y prometió que nunca se levantaría en guerra contra quien quiso hacerle mal (Gen. 26.28-29).
Tal parece que Isaac (además de buen vecino y excelente adorador) fue también un magnifico jefe de hogar. Abrahán adoró al enviar a su siervo en busca de esposa para su hijo; oró el siervo; los camellos se arrodillaron, Isaac había salido a orar al campo, al atardecer... exactamente a esa hora llego su prometida. El hogar de Isaac, pues, se inicio en un ambiente de sincera y poderosa oración, de entrega total a Dios. Y por medio de la oración se arreglaban también los problemas familiares de esta admirable pareja. Poco después del matrimonio se supo que Rebeca era estéril. ¡Terrible dificultad para una mujer hebrea en aquellos tiempos. ¿Cómo arreglar este problema? Sencillamente por medio de la oración.
El hijo de Abraham y Sara nacido probablemente en Beerseba (Génesis 21:14) cuando su padree tenía 100 años y su madre algo más de 90 (17:17). Isaac habitaba en el Neguev y era amante de la soledad. Se casó a los 40 años, pero no fue hasta los 60 que tuvo hijos de su mujer Rebeca. Por orden de Dios, Isaac no descendió a Egipto en una época de hambre (Génesis 25:1). Tuvo conflicto con los filisteos que moraban en Gerar en su búsqueda de pozos para su ganado. Cuando habitaba en Arba (Hebrón) murió a los 180 años de edad, siendo sepultado por sus hijos. RUTA 7. NEGUEV. Residencia principal de Isaac. 8. GERAR. No desciende a Egipto sino que va aquel lugar donde habita por un tiempo, mientras pasa la hambruna. Abre nuevamente los pozos que cavó su padre. 9. BEERSEEBA. Edifica altar a Jehová. 10. ARBA (EN HEBRON). Muere a la edad de 180 años.
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