EZEQUIEL EL PROFETA OPTIMÍSTA.
Ezequiel vivió en el cautiverio, bajo los sauces de Babilonia donde los judíos colgaban sus arpas y se negaban a cantar los cánticos de Sión. En esta época de terrible nostalgia vivió Ezequiel. Pero en vez de colgar el arpa, Ezequiel alzo los ojos al cielo y vio visiones de Dios.
Ezequiel es un profeta optimista: en medio de las cadenas y el sufrimiento ve abiertos los cielos de un porvenir sin sombras, y se dedica a levantar el espíritu de su pueblo, a predicarle la realidad del progreso. En sus primeras visiones mira seres vivientes que, como carbones encendidos, andaban entre otros seres vivientes y corrían como relámpagos
Todo indica que Ezequiel es el profeta del progreso, de la marcha victoriosa con antorchas en alto, del deporte, de la vida. En cierta ocasión murió su esposa, “el deleite de tus ojos, pero el profeta no lloró, ni escribió endechas, ni guardo luto. Ezequiel amaba a su mujer, pero no la lloro a la hora de su muerte, porque era el profeta de la vida. En otras palabras, hizo realidad la filosofía que más tarde Cristo encerró en las siguientes palabras: “sígueme, deja que los muertos entierren a sus muertos”.
En otras palabras, Ezequiel es el profeta del progreso, de la vida, del Espíritu y del Fuego. Era tanta su pasión por el fuego y las antorchas que una vez lleno sus manos de carbones encendidos y los lanzo sobre la ciudad. Ezequiel quería que el mundo ardiera, ardiera en pasión por las cosas sublimes; viviera, viviera en el Espíritu, marchara adelante, siempre adelante, sin volver la mirada hacia el pasado. Volvió la espalda a la tumba de su esposa por considerarla cosa del pasado, y clavo sus ojos en el porvenir, en el cielo abierto, en la marcha de sus ejércitos con antorchas en las manos. Eso era Ezequiel, profeta de la vida.
Además el constante estudio del libro que recibió de la mano misteriosa. Ezequiel pasó algún tiempo con Dios en la soledad del campo. Un poco después volvió a su casa, allí ligado con cuerdas estuvo mudo por varios días. Esto de platicar a solas con Dios, de encerrarse en su casa sin salir de ella, podría interpretarse como un retiro espiritual para dedicarse a la oración. ¿Qué es la oración sino una platica con Dios? Esto, platicar con Dios
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