JUAN EL BAUTISTA DE ALTA ESTIRPE.
Juan el Bautista, hombre de alta estirpe sacerdotal, inicio su ministerio en los desiertos de Judea. Además de haber dado su mensaje en las aldeas, Juan el Bautista también predico en palacios. Todavía resuena en nuestros oídos el eco de su voz cuando decía el rey: “No te es licito tener la mujer de tu hermano”. Por esta causa Herodes puso a Juan en la cárcel de donde fue conducido al suplicio no obstante, la presencia y el mensaje de Juan seguían vivos en la presencia del monarca.
Juan el Bautista inicio su ministerio predicando a las gentes el arrepentimiento: “Arrepentios por que el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3.2). Sobre la fidelidad a este mensaje un homónimo del bautista dejo el siguiente testimonio: “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen en él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz” (Jn. 1.6-8).
Por sus campos de acción (cabañas y palacios), por la pureza de su mensaje hondamente bíblico, por la rectitud de su vida y por su amor a cristo, Juan el Bautista es una de las figuras cumbres de la humanidad. Si no fuese así, Cristo no hubiese dado el siguiente testimonio que pone en alto la figura extraordinaria de Juan: “De cierto os digo: entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista” (Mt. 11.9-11.
Juan el Bautista, hombre de alta estirpe sacerdotal, inicio su ministerio en los desiertos de Judea. Además de haber dado su mensaje en las aldeas, Juan el Bautista también predico en palacios. Todavía resuena en nuestros oídos el eco de su voz cuando decía el rey: “No te es licito tener la mujer de tu hermano”. Por esta causa Herodes puso a Juan en la cárcel de donde fue conducido al suplicio no obstante, la presencia y el mensaje de Juan seguían vivos en la presencia del monarca.
Juan el Bautista inicio su ministerio predicando a las gentes el arrepentimiento: “Arrepentios por que el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3.2). Sobre la fidelidad a este mensaje un homónimo del bautista dejo el siguiente testimonio: “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen en él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz” (Jn. 1.6-8).
Por sus campos de acción (cabañas y palacios), por la pureza de su mensaje hondamente bíblico, por la rectitud de su vida y por su amor a cristo, Juan el Bautista es una de las figuras cumbres de la humanidad. Si no fuese así, Cristo no hubiese dado el siguiente testimonio que pone en alto la figura extraordinaria de Juan: “De cierto os digo: entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista” (Mt. 11.9-11.
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