JEREMIAS SUPO CUMPLIR CON SU DEBER.
Jeremías, hombre “suave como el beso y duro como el mármol”. El día en que Dios llamó a Jeremias para comisionarlo como su profeta, este respondió: “¡Ah! ¡Ah! Señor, Jehová. He aquí, no sé, porque soy niño”. Lo mismo dijo Moisés el día de su llamamiento sin embargo hombres como Moisés y Jeremías, muy pocos en la historia.
Jeremias fue perseguido por los suyos en Anatot, su aldea natal. He aquí ese testimonio “Así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos”. Por causa de estos parece, huyo de su pueblo. Ya joven aumentaron sus aflicciones al verse condenado a la soledad, porque se le prohibió formar hogar: “No tomaras para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas...” y como si lo anterior fuera poco en varias ocasiones paso largos periodos en la cárcel. Sufrió mucho Jeremias. Con razón hoy damos su nombre a todas las personas que derraman lagrimas a causa del dolor.
Jeremias fue un magnifico patriota. Sin embargo, su país parecía una “olla de grillos” en aquellos días. “Una olla que hierve” es la descripción que de tal época nos deja el profeta. A pesar de todo se mantuvo fiel.
¿Qué fuerza poderosa alimentaba el alma de Jeremias? Solo una: La Palabra de Dios.
Jeremias no aparece en estos acontecimientos, pero siendo el hijo de Hilcias, el hombre que hallo el libro, podemos afirmar que Jeremias fue personaje central en este hallazgo, o por lo menos en el renacimiento bíblico que siguió. Esto sucedió en los días de Josias, época en que toda las gentes, desde el rey hasta los niños, saborean el pan de la Palabra de Dios.
En síntesis Jeremias fue un hombre tímido pero supo cumplir con su deber, como todo un héroe. Esto porque se fortaleció en el estudio de la Palabra de Dios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario es importante.Gracias