PEDRO FIGURA EXTRAORDINARIA POR SINCERIDAD.
La vida del apóstol Pedro es un ejemplo muy claro de cómo el evangelio de Cristo es fuerza poderosa en la superación del ser humano. Cuando Pedro acepto a Cristo era un simple pescador del Tiberiades; hoy es una de las figuras cumbres de la historia.
El desprendimiento de las cosas e intereses meramente humanos fue el primer acto extrordianrio de su vida. En forma muy elocuente San Mateo afirma que Pedro, tan pronto como oyó el llamamiento de Jesús, dejo redes, barcos y a su mismo padre para seguir al Señor.
La confesión que hizo de Cristo, como el Hijo de Dios, es otro de los actos superiores del apóstol. Aca Pedro supero a muchas personas, quizás con mejor preparación que él, para confesar: “Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
Pedro es una figura extraordinaria también por su sincerida y sus caídas. Él es, para mí, él mas humano de los apóstoles del Señor. Una de sus flaquezas estriba precisamente en la inmensa compasión que sintió hacia su maestro, compasión que lo obligo a decirle: “Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”. Cristo corrigió a su amante discípulo diciéndole”Quítate de delante de mi Satanás! ; me eres tropiezo
Otras ocasiones en que Pedro dejo ver las emociones de su corazón tuvieron lugar cuando, sacando su espada, hirió al criado pontífice (Mt 26.51); cuando pidió a Cristo quedar en el monte de la transfiguración (Mt. 17.4) y la noche en que negó a su maestro (Mt. 26.69-75).
No obstante, Pedro no permaneció en tal estado, desde la sima de sus debilidades se incorporo, pidió perdón y se unió nuevamente a su maestro. Es así como San Juan nos lo presenta ante el Señor, después de la Resurrección, pronunciando la celebre triple afirmación: “Señor, tu sabes que té amo” (Jn. 21.15). Días después lo hallamos ya convertido en un valeroso predicador del evangelio (Hech. 2.14-36), prisionero del amor de Cristo (Hech. 12.1-19) y escribiendo cartas para confirmar a sus hermanos en la fe.
La vida del apóstol Pedro es un ejemplo muy claro de cómo el evangelio de Cristo es fuerza poderosa en la superación del ser humano. Cuando Pedro acepto a Cristo era un simple pescador del Tiberiades; hoy es una de las figuras cumbres de la historia.
El desprendimiento de las cosas e intereses meramente humanos fue el primer acto extrordianrio de su vida. En forma muy elocuente San Mateo afirma que Pedro, tan pronto como oyó el llamamiento de Jesús, dejo redes, barcos y a su mismo padre para seguir al Señor.
La confesión que hizo de Cristo, como el Hijo de Dios, es otro de los actos superiores del apóstol. Aca Pedro supero a muchas personas, quizás con mejor preparación que él, para confesar: “Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
Pedro es una figura extraordinaria también por su sincerida y sus caídas. Él es, para mí, él mas humano de los apóstoles del Señor. Una de sus flaquezas estriba precisamente en la inmensa compasión que sintió hacia su maestro, compasión que lo obligo a decirle: “Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”. Cristo corrigió a su amante discípulo diciéndole”Quítate de delante de mi Satanás! ; me eres tropiezo
Otras ocasiones en que Pedro dejo ver las emociones de su corazón tuvieron lugar cuando, sacando su espada, hirió al criado pontífice (Mt 26.51); cuando pidió a Cristo quedar en el monte de la transfiguración (Mt. 17.4) y la noche en que negó a su maestro (Mt. 26.69-75).
No obstante, Pedro no permaneció en tal estado, desde la sima de sus debilidades se incorporo, pidió perdón y se unió nuevamente a su maestro. Es así como San Juan nos lo presenta ante el Señor, después de la Resurrección, pronunciando la celebre triple afirmación: “Señor, tu sabes que té amo” (Jn. 21.15). Días después lo hallamos ya convertido en un valeroso predicador del evangelio (Hech. 2.14-36), prisionero del amor de Cristo (Hech. 12.1-19) y escribiendo cartas para confirmar a sus hermanos en la fe.
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