Josué caudillo de Israel, magnifico sucesor de Moisés. Si bajo la dirección de Moisés, los israelitas alcanzaron la libertad y obtuvieron la organización, bajo Josué hicieron la conquista de la tierra prometida y el establecimiento organizado de las doce tribus en tan prodigas regiones. Dios necesito la colaboración de dos hombres geniales en la realización de sus planes al organizar a Israel como una nación guía de la humanidad. Esos hombres genios fueron Moisés y Josué, dos cimas de igual altura, dos caras de la misma moneda. Josué completamente la obra de Moisés en forma extraordinaria.
Josué hombre de acción, como un subalterno obediente a su jefe, como un organizador de ejércitos, como un soldado valiente y un militar esclarecido. Tan esclarecido que recibió un aplauso de Dios.
Además de soldado, de hombre de acción, era Josué un hombre profundamente religioso. Josué poseyó un alma plena de optimismo. Cuando los espías regresaron de su viaje a Canaán, solo Josué y su compañero rindieron un informe de esperanza. El pueblo quiso apedrearlos por ellos, pero Josué fue indeclinable. OID su voz que se levanta por encima de la muchedumbre de lamentos populares: “La tierra por donde pasamos para reconocer es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevara a esta tierra, y nos la entregara; tierra que fluye leche y miel. Por tanto no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra, porque nosotros los comeremos como a pan. “(Num 14.6-10).
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