Naasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá. El nombre de Naasón encabeza esta semblanza, presentándolo como un corazón generoso para con la causa de Dios. Naasón dio para la dedicación del altar: “...un plato de plata de ciento treinta ciclos de pesos, y un jarro de plata de setenta ciclos, al ciclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez ciclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrio para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabrios y cinco corderos de un año.
En el Antiguo Testamento brilla el nombre de Naasón como un hombre generoso con la mejor de las causas: la obra de Dios. El nombre de este ilustre siervo de Dios figura varias veces en la Biblia siempre en sitios de honor.
En el Antiguo Testamento brilla el nombre de Naasón como un hombre generoso con la mejor de las causas: la obra de Dios. El nombre de este ilustre siervo de Dios figura varias veces en la Biblia siempre en sitios de honor.
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